La primera referencia documental del uso del cáñamo se encuentra en la farmacopea china, el PEN TS’AO de SHEN NUNG, en el 3727 A.C. Allí se hace referencia a su uso para aliviar los dolores del parto en las jóvenes parturientas primerizas y también para regular y aliviar los dolores de la menstruación.
Hemos de suponer que para llegar hasta estas conclusiones el cáñamo fue usado profusamente, según datos pre-históricos desde la revolución del Neolítico, 8000 años A.C. en Asia (China e India), en la confección de cestería por grupos recolectores. Esta textura tradicional en la fabricación de cestos, al sustituir los juncos y otras fibras vegetales por el cáñamo, permitió un fuerte despegue de estos pueblos.
La realización de cestos de cáñamo, dio lugar a la textura que se convirtió en tejido, y fue usado posteriormente para fabricar sacos, cuerdas, vestidos y calzados, fomentando las condiciones para formar los primeros asentamientos, que ponen fin a etapas de nomadismo.
Los pueblos nómadas aumentaron la capacidad de movimiento cuando domesticaron al caballo. Esta capacidad se incrementó con la utilización de los arreos y cuerdas de cáñamo, luego extendida al vestido y al calzado. La movilidad y la necesidad hicieron que a medida que se extendían hacia Oriente llevaran con ellos el cultivo de la cannabis hasta los últimos confines de China e India.
Historiadores de la Medicina afirman que hacia el 1500 A.C. la medicina china estaba tan avanzada respecto a sus vecinos hindúes, que el uso de la cannabis pasó a un segundo plano. Conocen la primera anfetamina, la efedrina y distinguen entre hepatitis A y B. El uso médico pasa a la India, donde su cultivo es milenario, con referencias en el AYUR-VEDA y otras antiquísimas tradiciones.
Posteriormente las migraciones indo-europeas serían las responsables del viaje de vuelta del cáñamo a las llanuras del norte del Cáucaso y de ahí hasta el centro de Europa. Los pueblos celtas aún lo llevaron hasta Bretaña. Más al sur, antes del 800 A.C. se cita la cannabis en la cultura caldea y los seguidores de Zoroastro lo adoptan para usos terapéuticos y religiosos. Por este camino llegó hasta el Líbano, a través de Afghanistán, Irán y Siria.
Los fenicios vendieron a los egipcios, junto a otros productos de los que poseían el monopolio, (vidrio, cedro, aceite de cedro, etc.) papel de cáñamo, cuyo invento se sitúa en la ciudad de Biblos, topónimo del que derivarán palabras como biblioteca, bibliófilo o biblia. Desgracia-damente este comercio acabó con los cedros del Líbano; sería imposible el mismo fin para el cáñamo ya que es una planta anual, es decir, materia prima renovable.
El auge definitivo del cultivo del cáñamo lo marcará la expansión comercial de la marina. En efecto, gracias al cáñamo la navegación conoce un perfeccionamiento que permite la formación de grandes imperios como el romano y el cartaginés. Sus respectivas marinas (de guerra-comercial, nunca mejor dicho) dependen de él para la fabricación de velas, cuerdas, cabos, jarcias, redes y estopa; y se aseguran el suministro constante de cáñamo.
De ahí el auge de su cultivo en naciones que son grandes potencias marineras: Gran Bretaña, Holanda, Francia, Italia y España. Siendo en alguno de estos países, en ciertas épocas, el primer cultivo nacional por delante de los agro-alimenticios. Esta lógica impondrá la necesidad a los primeros colonizadores españoles en América de trasladar allí su cultivo para la fabricación en el Nuevo Continente de barcos, con el implemento obligatorio de cáñamo: 200 años después los esclavistas llevarán las semillas africanas a las islas caribeñas, tantas veces evocadas desde las historias de piratas y bucaneros hasta las de los rastafaris.
Mientras la vieja Europa se hunde en la oscuridad medieval y se persiguen los usos mágico-religiosos no consagrados, en la Persia del año 1000 D.C., Avicenas dirige la facultad de medicina, la Madrasa, de Ispahán, donde el gran médico sistematizará el uso del cáñamo en la farmacopea árabe, que junto al opio formarán el núcleo de todos los preparados anestesiantes para intervenciones quirúrgicas, amputaciones y cirugía mayor.
La escuela de Avicenas, a la par que la leyenda del Viejo de la Montaña, contemporáneos y amigos comunes de OMAR KAYAN, alumbrarán un debate entre los médicos islámicos y las costumbres derivadas de la interpretación del QORAN, sobre el uso no-médico del hachís, que aún en nuestros días continúa, más exacerbado en la actualidad, por la postura intransigente del movimiento islamista en las zonas que ejercen predominio.
Mientras en España y en Europa, se queman brujas por embriagarse con plantas, el emperador Carlos V dicta una pragmática, donde obliga a que todo el cáñamo preciso para la Marina sea de origen peninsular, a fin de proteger a los cultivadores de importaciones a menor precio y de paso alabar la supuesta mejor calidad del cáñamo hispano. (2) Esta orden será confirmada por Carlos III 1784.
Todo cambiaría en los primeros balbuceos de la Revolución Industrial: los médicos ingleses, que vuelven de la India a Londres, difunden el uso de la cannabis para una gran cantidad de enfermedades y en 1898, el informe de la Comisión Gubernamental “Indian Hemp Drug” concluye que, además de medicinal, el cáñamo no se debe prohibir ni gravar su uso, médico o recreativo, con impuestos ya que, concluye el Informe, en un punto hindúes y musulmanes están de acuerdo: no pueden establecerse gravámenes fiscales sobre aquellos bienes que proporcionan placer al cuerpo.
Coneldesarrolloeimplantacióndelaindustria petro-químicallegaráel declive del cultivo del cáñamo en Europa y Norteamérica. La masiva utilización de derivados del petróleo en los motores de explosión decidió a la industria automovilística por la gasolina, en detrimento, y abandono de los combustibles derivados de las semillas oleaginosas, con los cuales funcionaban hasta entonces los motores Diesel. El segundo golpe fue asestado por la incipiente industria química: debido al encarecimiento del cáñamo respecto a otras fuentes vegetales de fibra (yute, sisal, etc.) se comienza a usar madera de árboles para sustituir su pasta de celulosa por la del cáñamo en la fabricación de papel de prensa e imprenta.
Una dependencia forjada durante más de 2000 años entre la transmisión de la cultura y el papel de cáñamo, desaparece de repente y se implanta en su lugar la tala desmesurada de árboles, o la reforestación de especies indeseadas, para lograr un papel menos duradero, más caro y que necesita de la tala continua aún para ser reciclado. Por contra el papel de cáñamo se puede reciclar hasta 7 veces y es una materia prima renovable.
Alarmados por las funestas perspectivas para los bosques y lo prohibitivo de dedicar madera para papel, en 1920 resurgen las voces que piden sensatez y un buen juicio: el ingeniero Slinchtchen, asociado a un fabricante de papel logra patentar el 1 de junio de 1915 su descortezadora de cáñamo. Esta máquina realizaba en el momento de la recolección todas las labores de desfibrar y separar las fibras de cáñamo de otros subproductos, destinados a la pasta de papel, estopas, etc. y todo ello, en el campo de cultivo, ahorrando las semanas de remojo previos a su procesado, de los trabajos tradicionales; este lapso de tiempo del remojo era el causante de los malos olores, causa que se achacara a la producción de cáñamo como foco de insalubridad.
La prohibición, la Tax Act Marihuana, supuso el abandono definitivo del cáñamo como fuente de materia prima para la fibra textil y el papel. La coincidencia, en 1937, con la patente del NYLON, significó el golpe definitivo.
Habrá que esperar hasta la década de los sesenta, para que el incipiente movimiento contra-cultural recupere la defensa del cáñamo, publicando Marihuana Papers, que no es más que el Informe La Guardia (1937, alcalde de Nueva York) sobre la cannabis, para que empiece otra vez a rodar el movimiento antiprohibicionista, cuyo punto de partida exhibe una lógica implacable: Si el cáñamo ofrece cinco fuentes de beneficio a la Humanidad, su prohibición ha eliminado las cinco: medicina, textil, papel, combustible y alimentación.
La planta sintetiza en ella toda una serie de oportunidades que de otra forma habría que buscar en una diversidad de plantas diferentes. Es bueno saber que la naturaleza nos ofrece una respuesta a las necesidades planteadas y una solución a los problemas generados, pero aún más grato es encontrar una planta que reúna en ella todas las cualidades que dan respuesta a nuestras esperanzas.
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